
La sobre información impresa o en internet produce una serie de ideas, teorías y propuestas de dudosa efectividad.
Más aún, los charlatanes, falsos psicólogos y personajes con delirios de redención espiritual han encontrado la vía para difundir su concepción de salud mental, poniendo en serio peligro la salud de las personas.
¿Cómo reconocer a un charlatán cuando se le tiene enfrente? Recorriendo la inmensa cantidad de páginas web dedicadas a supuestas teorías revolucionarias se han detectado al menos 5 frases más comunes utilizadas por éstas:
1. “Yo no trato enfermedades, trato el bienestar de las personas”
Se ha difundido que las enfermedades son provocadas por la ciencia médica, y peor aún, que el objetivo de la medicina es mantener a la gente enferma. Cuando se habla de niños con Trastorno por Déficit de Atención bien diagnosticado, algunos padres recurren a tratamientos milagro, como lo es "el consumo de Aceites Omega," bajo el argumento que hay remedios naturistas. El tratamiento y prevención de enfermedades es el objetivo de cualquier disciplina dedicada a la salud.
2. “Para curar la enfermedad, se debe sanar al cuerpo y al alma”
Para las ciencias de la salud, está más que claro que las funciones biológicas son el soporte de las funciones mentales, y que actúan en relación con las primeras. Un ejemplo de ello son los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio, dichos pacientes desarrollan síntomas de ansiedad, debido a varias condiciones médicas, entre ellas los procesos de inflamación y la disregulación cardiaca afectan el estado de ánimo, además se genera un duelo (es decir la "pérdida de la salud") Del mismo modo, sabemos que las funciones mentales pueden desencadenar procesos biológicos en un sistema de doble retroalimentación. Por ejemplo, la constante exposición a estrés psicológico puede generar enfermedades gastrointestinales, enfermedades de la piel, incluso enfermedades cardiovasculares. Es decir, un evento psicológico desencadena un evento biológico y un evento psicológico pudo darse gracias a un evento biológico anterior. Como este sistema es demasiado complejo para los charlatanes, es más fácil recurrir al alma y demás entidades a las cuales se les pueden atribuir toda clase de facultades sin mayor explicación más que "energías," "el niño interior" o"la vida pasada"
3. “Yo no uso expedientes ni estudios, porque trato el presente vital, no el pasado”
Muchos movimientos de pseudopsicología, o incursiones falaces de psicologías no clínicas en el campo de la salud se caracterizan por una desestimación absoluta de los métodos de recolección y seguimiento de información clínica, con el pretexto de que a un paciente, lo que le importa es su bienestar actual y no sus problemas del pasado. Un ejemplo muy claro es la aparición de los "coches de vida" los cuales demeritan las historias clínicas, las notas de evolución, y los antecedentes heredo-familiares, y van en contra de las reglamentaciones de la realización de un expediente clínico. Para un charlatán, dedicarle tiempo al ejercicio de la recolección, análisis y descripción de información clínica es una pérdida de tiempo, y un acto que contraviene a las leyes de asistencia sanitaria en casi todos los países.
4. “Después de la sesión, no trate de pensar en lo que pasó, el tratamiento hará su trabajo en el momento indicado”, o “Para que esto funcione, tiene que dejar de pensar y comenzar a sentir”
El pensamiento crítico es el gran enemigo de los charlatanes, por lo que éstos suelen manipular a sus pacientes induciéndoles la idea de que pensar en algo recurrente es malo, o simplemente nocivo para el tratamiento. Como pacientes, el hecho de tener pensamientos recurrentes es parte de los síntomas que serán tratados en psicoterapia, sobre todo si son pensamientos que generen malestar. Por otra parte, las emociones son parte de la experiencia humana, si se tienen emociones difíciles de regular producirán otros problemas de conducta, tener un equilibrio y regulación entre emociones pensamientos y conductas para solucionar problemas y llegar a soluciones es uno de los objetivos de la psicoterapia.
5 “Si no funcionó es porque no siguió el tratamiento adecuadamente”
Finalmente, encontramos con que los tratamientos promovidos por los charlatanes tienen una "garantía del 100% de efectividad o le devolvemos su dinero", sólo por un pequeñísimo detalle: dependen de que se sigan al pie de la letra todos y cada uno de los pasos con precisión, de lo contrario el tratamiento falla. Esto es totalmente opuesto a la sencillez y claridad con la que se explican las causas de un padecimiento a los clientes, ya que existe un diagnóstico, resultado de una evaluación y existencia de un expediente. Por el contrario, tratamientos pseudo-psicológicos recurren a explicaciones de su funcionamiento tan complicadas que ni ellos mismos saben explicar las causas del malestar del paciente. Aun así tanto el terapeuta como el paciente van trabajando en equipo para ajustar los cambios que se van dando durante el proceso terapéutico, pues la terapia es flexible sin ser laxa.
Si usted es un paciente y escucha de un auto-proclamado profesional una de estas frases, o paráfrasis de las mismas, es prácticamente seguro que se trata de un charlatán.
¿Qué hacer?

Diferenciar a un psicólogo de uno que no lo es puede parecer difícil, pero realmente no es tan complicado. Como es sabido, en psicología existen diferentes escuelas, algunas científicas y otras no, algunas con terapias que han demostrado ser eficaces y otras que no. Muchas personas se sorprenden al descubrir que pueden estar pagando sesiones a una persona que está aplicando “tratamientos” que no están reconocidos por ninguna universidad.
1. Comprueba si en la primera sesión habla de un proceso de una evaluación, un diagnóstico y una propuesta tratamiento:
Las terapias con evidencia científica comienzan con una evaluación del problema. Esta evaluación no debería superar las 4 sesiones, y eso debe estar absolutamente justificado. Una vez realizada la evaluación, el psicólogo debe darte un diagnóstico del problema, que no necesariamente será el nombre de un trastorno (un trastorno es un conjunto de síntomas. Cuando una persona tiene todos esos síntomas le damos tal nombre, pero eso no nos da información de las causas que provocaron el problema y los factores que hacen que se mantenga a día de hoy. Por esta razón, muchas veces más que un nombre, el psicólogo te dará un diagnóstico del problema que llamamos “funcional”). Una vez tiene el diagnóstico, vendrá la propuesta de tratamiento. Tienes derecho de saber qué tipo de terapia va a utilizar e incluso a pedirle otras opciones de tratamiento.
2. El terapeuta te hablara de un número, duración y frecuencia de las sesiones.
Pregunta cuántas sesiones serán necesarias aproximadamente. Normalmente, el número de sesiones necesarias para un tratamiento no superará las 20. Si es así, debe estar absolutamente justificado. Pide explicaciones. La duración media de una sesión es de 55 – 60 minutos. Hay terapias que hacen sesiones de 90 minutos. El tiempo de duración de una sesión no es un factor importante en la eficacia del tratamiento, pero en menos de 45 minutos es difícil realizar una terapia en condiciones. En la mayoría de los casos, las sesiones tendrán una frecuencia semanal. En casos excepcionales, y sólo durante las primeras sesiones, se podrá plantear una frecuencia de dos sesiones semanales, por ejemplo durante el proceso de evaluación. Nos hemos encontrado profesionales que plantean más de dos sesiones por semana, pero normalmente es si la psicoterapia es Psicoanalista. Debes saber que los tratamientos con apoyo empírico no plantean en ningún caso más de dos sesiones semanales, así que si quieres pagarlas es tu decisión, pero eso no implica que el gasto extra se relacione con más eficacia o con resolver antes el problema.
3. Qué NO es un tratamiento psicológico.
Frecuentemente nos encontramos en consulta con personas que han ido a otros profesionales. Cuando les preguntamos qué hacían en las sesiones, nos cuentan que dedicaban el tiempo a hablar sobre lo que les pasa, y así hasta que se cansaron de ir. Los tratamientos psicológicos no consisten simplemente en hablar sobre lo que a uno le ocurre. Consiste en que el psicólogo explique cómo surgen las emociones, los pensamientos y los comportamientos desagradables y cómo afrontarlos y desarrollar una serie de técnicas para ello. Un dato importante: la mayoría de las personas se sienten mejor durante las primeras sesiones simplemente por hablar de su problema. No debes confundir ese alivio inicial con eficacia, ya que se disipará pronto. Es más, ir a consulta no siempre implica salir aliviado. A veces hay que enfrentarse a problemas duros para superarlos. Si tienes dudas sobre el proceso, pregunta siempre al psicólogo por qué hace lo que hace. Todo lo que un profesional hace en consulta debe estar justificado por la evidencia científica así como explicarte los posibles efectos o consecuencias.
4. Tareas para realizar entre sesiones.
La mayoría de las terapias eficaces proponen tareas para realizar entre sesión y sesión. Lo habitual será que te lleves indicaciones sobre cosas que debes hacer o algún registro o cuestionario que rellenar. Este es un buen indicador para diferenciar una terapia eficaz de una que no lo es. Los registros ayudan al paciente y al terapeuta a evidenciar y reportar los avances o recaídas, cambio de técnicas, es útil para ambos. Si tienes dudas, pregunta.
5. Cómo es la relación psicólogo – paciente: Es lo que llamamos la relación terapéutica.
La relación terapéutica no es una amistad, es una relación entre un profesional y una persona que busca ayuda, así que desconfía de los psicólogos que generan dependencia en sus pacientes. Si deseas dar algún obsequio a tu psicoterapeuta, preguntarte el motivo por el cual quieres hacerlo. Obvia decir que las relaciones sentimentales entre un profesional y un paciente están completamente prohibidas. Es importante que te sientas a gusto con tu psicólogo y que confíes en él. A veces, por muchas razones que no necesariamente tienen que ver con “lo bueno o malo” que es el profesional o la terapia que realiza, uno no se siente a gusto con ese profesional, sea por la personalidad incompatible. Si ese es el caso, busca a otro o pídele una recomendación. No tengas problema en cambiar de psicólogo, es algo más habitual de lo que piensas, pero asegúrate de que cumple los requisitos planteados más arriba.
6. Tienes derecho a tener respuestas: pregunta, pregunta, pregunta.
Tú has elegido libremente ir a un profesional y tienes el mismo derecho a dejar de ir. También tienes el derecho a tener a tu disposición toda la información sobre el profesional, la terapia y los procedimientos. Pregunta al psicólogo todo lo que necesites saber. Si tienes dudas, ponte en contacto con el Colegio Oficial de Psicología o la Sociedad de Psicólogos de tu país. Estarán encantados de asesorarte, ya que esa es su función. Si llamas al Colegio para solicitar un profesional, no está de más que aún así te informes sobre las claves que te he planteado en este artículo, pídele su cédula o titulo si no aparece y tienes duda acerca de ello.
7. Ejerce tus derechos.
Si consideras que una persona está realizando publicidad engañosa por no tener un título oficial, tienes el derecho a denunciarle. Si consideras que un profesional de la psicología ofrece terapias engañosas, tienes el derecho a denunciarle. Si consideras que la forma de trabajar de un psicólogo no es correcta por alguna razón tienes el derecho a denunciarle. Normalmente, la denuncia se hará en el Colegio Oficial de Psicología de tu zona, y no tiene coste económico alguno. Si consideras que el psicólogo ha violado la ley, entonces tienes el derecho a denunciarle también ante la justicia ordinaria. Pero no dejes de hacerlo también ante el propio Colegio Oficial, eso permite a los Colegios saber qué están haciendo sus profesionales y tomar medidas al respecto.