El proceso de pérdida e se produce tras un una ausencia significativa, la cuál es diferente para cada persona. Se pueden experimentar diferentes síntomas emocionales y físicos como: miedo, culpa, confusión, negación, tristeza, entre otros.
El malestar por la pérdida se puede experimentar por los mismos cambios de vida, ya que tenemos una experiencia de interrupción definitiva de algo que no podrá ser remplazado. La experiencia emocional de enfrentarse a la pérdida, y esto nos conduce a la necesidad de adaptación a una nueva situación, que también puede requerir de resolver problemas distintos
La pérdida requiere de adaptación sin resolver necesariamente.
En general, y a medida que los niños comienzan a entrar en el período de la pubertad y la adolescencia naturalmente van teniendo cambios, incluyendo su actitud, aunque ello no significa que en todos los casos aparezcan, los padres experimentan una pérdida de la infancia de sus niños.
¿Cuáles son estos tipos de pérdida?
Pérdida de la cercanía.
Cuando son niños podemos abrazarles sin que escapen, nos buscarán en todas partes e incluso nos siguen a sitios privados como el baño, escuchan nuestras conversaciones, y a pesar que algunas veces pensemos “quiero cinco minutos de privacidad” pasaremos a preguntarnos “¿Quien es esta persona indiferente que vive aquí en mi casa?” Es un adolescente que rechaza mis abrazos, besos y cercanía, les apena que estemos cerca, nos ignoran.
Pérdida de confianza.
Recuerdas cuando tu hijo te preguntaba por todo, a veces tenias la respuesta, otras no tenias ni idea, y otras tantas eran preguntas incómodas o capciosas, todas esa preguntas te las hacía porque confiaba en ti, esperaba de ti claridad, sinceridad, transparencia, honestidad entre otras, hoy en día es un adolescente que no confía en ti, te reta, te hace preguntas trampa, incluso prefiere preguntarle a sus amigos que carecen del conocimiento. Te percatas que maneja información de dudosa procedencia o distorsionada, pero prefiere eso a aquello que tu puedas decirle. “¿En qué momento dejó de confiar en mi ? Incluso me miente en temas cotidianos.
Pérdida de ser necesitado
Durante la infancia nos invaden de peticiones, dame agua, cómprame, tráeme, dame esto o aquello, acompáñame, extrañaremos que dependan de nosotros en algunas cosas que hacíamos con cariño, le preparaba una fruta como le gustaba y ahora prefiere no llevar nada, le prepare un sándwich para que llevara a la escuela y ahora, lo deja o le da un largo paseo para luego regresar a casa con el, todas estas cosas que hacía yo y me pedía que hiciera ahora ya no las requiere, o las rechaza. “¿Donde quedó mi niño que necesitaba de mi ?”
Pérdida de ser protectores
Recuerdas cuando te decía tengo miedo a la oscuridad, o algunas otras cosas que para ti no eran significativas, lloraba y le abrazabas y se sentía en calma, prácticamente eras su héroe o heroína, ahora busca salir con sus amigos, es tarde casi anochece y no llega, no sabes donde está y qué hace, le llamas por teléfono y no responde, cuando le preguntas te da respuestas como "no tenía batería" "no escuché" hoy en día parece que es indestructible, ya no quiere tu presencia, incluso té conviertes en fuente de rechazo.
El sentimiento más grande de pérdida significa que nuestros niños ya comienzan la adolescencia, están expuestos a riesgos que desconocemos o distintos a nuestra generación, desde personas desconocidas de redes sociales que buscan encontrarse con ellos, hasta un reto de TikTok que pone en riesgo su integridad, plataformas que sexualizan a los adolescentes y su privacidad se ve vulnerada, personas célebres en redes sociales que muestran "una vida perfecta"y le produce emociones como tristeza desesperanza, envidia. Por tanto, tiene sentido que los padres estén preocupados y a la vez atraviesen este proceso de pérdida del niño que conocían.
El miedo que los padres experimentan les generan una conducta de mayor rigidez, intolerancia y frustración, utilizan el castigo, y restringen determinas conductas, que van desde las leves hasta las sospechas, pero ¿Cuál es la consecuencia de esta conducta? una de las más relevante es el cierre de canal de comunicación.
¿Qué podemos hacer?
Necesitamos aceptar los cambios que los niños experimentan al entrar a la adolescencia, no perseguirlos, acusarlos. Necesitamos darles la opción de que ellos se acerquen a nosotros, podemos hablarles desde la experiencia
No planteo que sean los padres permisivos, indiferentes o punitivos al atravesar los cambios, sino padres que tengan en claro sus valores, es decir, qué es lo yo quiero que lleguen a hacer mis hijos en el día a día, un ejemplo de ello es “no quiero que sean mal agradecidos” “ no quiero que sean irresponsables” estas ideas van acompañadas de un malestar emocional y terminamos cediendo ante el enojo cuando no se cumplen y nuevamente caemos en los castigos distanciándonos de nuestros adolescentes.
Una alternativa es describir lo que sí queremos que haga... “quiero que mis hijos le den importancia a las cosas” después describir el ¿Cómo hacerlo? y finalmente ¿Cómo es que ellos se van a apropiar, sentir y seguir con esos valores?